miércoles, 3 de agosto de 2011

Futbol.

Mientras La Doce gozaba un tour all inclusive en Londres, Rafael Di Zeo fue a Boca a reasociarse. Se lo negaron, cayó con diez “amigos” y debió intervenir Prefectura.

En tiempos en los que el paraavalanchas era su reino, Rafael Di Zeo hacía y deshacía a piacere en Boca. De hecho recién fue expulsado como socio del club en marzo del 07, cuando fue preso por la emboscada a los hinchas de Chacarita en La Bombonera en el amistoso del 6/3/99. Entre el episodio que lo llevó a la cárcel y la efectiva condena, Boca lo mantuvo como socio activo y vip (jugaba al fútbol con La Doce los jueves en Casa Amarilla), y no le ponía derecho de admisión.

Pero cuando cayó, se derrumbó su imperio. Así fue expulsado del club junto a ocho miembros de su cofradía y La Doce quedó en manos de Mauro Martín y Maximiliano Mazzaro, ex laderos, quienes tejieron sus lazos con la actual dirigencia al mismo nivel de impunidad que tenía Rafa con la anterior.

Claro, Di Zeo salió en libertad condicional hace 15 meses, en mayo de este año terminó de cumplir la condena impuesta y decidió volver. La barra le cerró las puertas y buscó por otro lado. Con apoyo interno aún, quiere encontrar petróleo en las elecciones de fin de año como plataforma para retornar con fuerza a la Bombonera. Pero el primer paso es reasociarse. Aprovechando que la barra y dirigentes de peso estaban en Europa por la gira de Boca, fue al club a cumplir con el trámite. Pero se lo negaron con la excusa de que como lo había echado la Comisión Directiva, esa misma era la que debía tratar si podía volver. Y le dijeron que elevara una nota a la CD pero como tiene una causa aún en trámite, la de asociación ilícita, era complicado. Rafa entendió el mensaje y, se sabe, no es un hombre de aceptar negativas tranquilamente. Entonces volvió con otros diez de sus muchachos a exigir lo que él considera su derecho. Ahí bajó un altísimo empleado de gerencia a parlamentar y ante el cariz que tomaba el asunto, en Boca llamaron a Prefectura para hacerlo recapacitar, lo que surtió efecto pero nadie sabe hasta cuando.

Es que Di Zeo ve también cómo se ha ampliado el negocio de la barra en estos años. De hecho, la gira europea de Boca es una muestra. Además de plantel, cuerpo técnico y dirigentes, el tour incluyó a 30 barras a un valor de 4.000 dólares per cápita. Que no sólo tuvieron el privilegio de ver al equipo de Falcioni en vivo, si no que en Londres visitaron el palacio de Buckingham, gozaron de un paseo por el río Tamesis, una noche en un cabaret londinense y una tarde a pura cerveza en el pub donde se filmó la película Hooligans, con la que ellos se sienten plenamente identificados, al igual que Di Zeo, que añora los buenos tiempos y está visto, quiere volver. Y eso, dicen en el club, preanuncia grandes tormentas.

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