–¿Cómo se acabó con la violencia en los estadios de su país?
–En Inglaterra teníamos muchos problemas con los hooligans, entonces
creamos la Federación de Hinchas de Inglaterra y Gales para combatirlos,
la violencia en las canchas se ha reducido en un 90 por ciento.
– ¿Hubo un acontecimiento determinado que modificó la situación?
–No hubo solución mágica, se trató de un proceso, una mezcla de
tácticas: lo más importante fue la cooperación entre el gobierno, la
federación de fútbol, los clubes y la policía tras un sentimiento común:
había que sacar a los violentos de los lugares de poder.
–¿Aquella tragedia en el partido Juventus vs. Liverpool por la Copa de Europa fue un punto de inflexión?
– Fue un momento clave, la sociedad dijo basta, nunca más.
–En la Argentina los punteros políticos utilizan a los barras en movilizaciones, los protegen, ¿qué ocurre en Inglaterra?
–Nada de eso. Como hinchas tenemos buenas relaciones con todos los
partidos políticos de centro, de izquierda y de derecha sin adherir a
nadie. O sea, manteniendo nuestra independencia. Además, la ley impide
llevar cualquier consigna que no sea en favor de su equipo.
–¿La violencia estaba asociada a sectores sociales?
–No, se han procesado hasta a abogados por incidentes. Es necesario que
quienes se ocupen entiendan del tema. Los violentos tienen que saber que
si son detectados van a ser procesados y la justicia debe asistirse de
medios como cámaras de video.
–¿Hay allí cercos o enrejados que separen el campo de juego de las tribunas?
–No y es una diferencia importante, está relacionado con el auto–control.
–Los problema sociales en Europa, ¿no se trasladarán a los estadios?
–Los incidentes son pequeños y aislados, no llegaron al fútbol.
Prioridades
Powell tiene 56 años, nació en Gales, pero por cuestiones laborales de
su padre, la familia se mudó a Londres. Empezó a ir a la cancha a los 7.
Tiene un abono en la platea de Arsenal y también asiste a la mayoría de
los partidos de visitante.
Trabaja como periodista en varios medios sobre temas sociales. Estuvo
varias veces en nuestro país y es "socio honorario internacional" de
River Plate.
–Usted subrayó: "a problemas distintos, soluciones diferentes" ¿Qué sugiere para el caso argentino en particular?
–En la Argentina muchas de las barras tienen negocios, intereses
financieros; en Gran Bretaña había violencia pero no con un propósito
monetario, muchos que estuvieron inmersos en aquella violencia
actualmente escriben libros para explicar el fenómeno. Nosotros
presionamos para que los dirigentes inviertan en infrastructura.
–¿Qué relevancia le adjudica a las penalidades?
–Es una cuestión muy importante; no tanto si son 5 o 10 años de prisión,
sino la posibilidad que uno pueda ser detectado y procesado por ley.
–¿Hay aficionados ingleses que ingresan sin ticket?
–El precio de las entradas está por las nubes, es un problema. La
popular cuesta unos 50 dólares, pero ingresar sin entrada es casi
imposible.
–En un orden de prioridades, ¿Por dónde comenzar: la dirigencia política, la de los clubes, la policía, la justicia?
–Un punto para empezar es una cumbre de todos los sectores de la cual
salgan conclusiones. Hay que elaborar un programa de trabajo con fechas
concretas, cambiar estrategias y objetivos: aquí nunca se ve a la
policía entre los hinchas, andan en grupos, tienen que meterse en la
mitad de las tribunas, así hacen en Gran Bretaña y da resultado.
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